viernes, 7 de mayo de 2010

Ficción

Apareció casi de la nada, y lo observaste, atónita ante esa visión. Sus ojos eran de un gris metalizado, tan intensos, que tu columna entera se estremecía, aunque no conseguías saber si era de placer o de miedo.

Acercó una mano, lenta y delicada hacia ti, y tus piernas, no respondieron a las corrientes eléctricas que mandaba tu cerebro continuamente, con nerviosismo. Tocó con el dorso tu mejilla y sentiste el tacto congelado, como si se tratara de algo metalizado, pero aun así, la recibiste con calor e incluso añoranza, como si hubieras vivido esto mil y una veces, como un dejavú. Cerraste los ojos, y viste ante ti escenas sucesorias, una película antigua en el que las figuras se desdibujaban y las líneas se confundían unas con otras. Parecía el momento exacto que vives antes de morir, en el que una película de tu vida pasa ante tus ojos, y la observas, como un espectador extraño más, conociendo todos los detalles de una vida que no viviste con entusiasmo, y en ese momento, únicamente en el preciso momento en el que ya no puedes hacer nada por evitar caer en los brazos de la muerte, te arrepientes, y comienzas a preguntarte por qué no lo has vivido con alegría, cuando en realidad, no fue tan pésima como creíste en vida. Veías risas, abrazos, besos, es cierto que también había lágrimas y sufrimiento, pero eso te ayuda a madurar, o quizás, sólo a apreciar más esos momentos de risas incontrolables y te quieros a voz en grito.

Cuando las imágenes se detienen por fin, volviendo a la supuesta realidad, y le ves de nuevo junto a ti, más cerca incluso que antes, te sientes tranquila y segura. Todos los problemas o sufrimientos que pudiste quedarte de la vieja película se han disipado, y en su lugar, una simple y cálida sonrisa, la suya, atrapa todos tus pensamientos, sin dejarlos volar por terrenos cenagosos donde puedan ensuciarse, sino simplemente, se quedan en esa sonrisa, blanca y cariñosa, que te da seguridad e incluso confianza. En un inusual impulso, lo abrazas con fuerza y él, con brazos prietos, demasiado a decir verdad, y los ojos cerrados, corresponde casi como si no fuese él el que abrazase, pero el sentimiento cálido, seguía persistiendo en tu interior. Una pequeña lágrima de alegría o quizás simple agradecimiento, cae rodando por tu mejilla hasta dejarse caer al vacío, sola y sin miedos, sin barreras, hasta caer en el cuello de aquel chico de sentimientos encontrados. Entonces una pequeña chispa. Y el asombro aparece en tu rostro raudo como una bala. Te separas y él vuelve a sonreírte como si nada hubiera pasado, como si ese pequeño chispazo hubiese sido una mera imaginación tuya. Mas al posar la mano en el pequeño milímetro donde chocó esa agua salada, todo comienza a desvanecerse. El chico de sonrisa cálida y mirada protectora emite, a cada vez más rapidez, luces apenas perceptibles entre la neblina de la habitación. Sus músculos comienzan a convertirse en piezas metálicas rodeadas de miles de cables chispeantes.

Un robot… un robot es el que iba a acompañarte en tu travesía hacia otra vida, un robot es el que te ha hecho sentir como hace mucho tiempo no lo hacías, protegida y segura, con alegría de seguir viviendo aunque sepas que no puedes, con un optimismo creciendo cada vez más en tu corazón. Te asustas, sin saber qué hacer, o qué pensar, pero aunque sepas que no deberías, ese sentimiento de tu pecho crece y crece, como el agua hirviendo, cada vez más, apunto incluso de desbordarse y quemar con ella todo el suelo de la habitación. Es quien había conseguido volver a hacerte feliz, que vieras tu vida desde una perspectiva más positiva, o quizás, sólo más real, con sus cosas buenas y las malas, sus alegrías y enseñanzas…

- No te preocupes, siempre estaré aquí, cuando lo necesites o cuando no, cuando te caigas y cuando te levantes, siempre, a tu lado. No importa que no me veas, o que no me escuches. No importa que yo sea diferente o sólo un sueño. Importas tú y tu vida, tu felicidad y confianza. No vas a morirte, un día, tal vez pronto, tal vez tarde, no importa porque el momento es ahora, tu vida es el presente, y yo voy a estar siempre contigo, en tu mente o quizás en tu corazón, para ayudarte y reírme contigo, para decirte te quiero y consolarte. Siempre, a tu lado.

Las palabras se desvanecieron junto a su cuerpo, ya evaporado en la neblina, dejándote sola en la habitación blanca, en esa nada extraña en la que te habías sumergido sin saber bien por qué. Mas quizás, no estabas del todo sola entre la niebla, porque esa sensación acogedora continuaba instalada en tu pecho y no parecía querer salir nunca.

- Ficción…

Pero en tu corazón, sabes que es simple realidad.

1 comentario:

  1. Vale. Definitivamente tiene algo extraño. Eso del robot me descolocó y mucho xD

    Pero el sabor que deja el texto cuadno terminas de leer es muy bueno. Me parece increible ese toque optimista que nos rodea a todos últimamente y que el texto refleja en alguna pincelada.

    Megusta, pero me va a gustar más cuando te obligue a leermelo al oído~

    ResponderEliminar