jueves, 17 de junio de 2010




¿Recuerdas ese día en el que te conocí? ¿Recuerdas nuestra primera cita? ¿Nuestro primer beso?
Ahora mi inconsciente intenta evocar esos recuerdos del pasado, pero le cuesta, ya que unos aun menos agradables ganan la carrera.
Un golpe, otro más... Y esque en esta angosta habitación, como tantas otras veces, es lo único que se escucha.
Las sábanas de seda roja procuran ocultar mi cuerpo de tus miradas lascivas, mas se deslizan, lentamente, acariciando mi desnudez hasta caer sin sonido alguno a tus pies. La luz de la luna llena se filtra a través de la cristalera formando sombras en la techumbre plana. Esas sombras parece que cada noche llegan sólo para burlarse de mí y de mi debilidad.
- Vamos cariño esto siempre te ha gustado -tu voz ronca de placer es un cántico perfecto para una película de terror americana.
Me golpeas en la mejilla, y esa zona, en seguida, adquiere un tono rosado, que si mi experiencia no me engaña, acabará por convertirse en color violeta. Ya mis lágrimas se resisten a salir, deben haberse acostumbrado al dolor, ¿o quizás es a la humillación?

Mi mirada se dirige al teléfono y de nuevo a ti. ¡Qué fácil sería marcar un número y huir de la pesadilla! ¡Qué sencillo lo ve la gente que no lo padece! Todos esos anuncios televisivos que me recuerdan lo débil que soy a cada rato. Los actores repiten que es muy sencillo, basta con marcar tres números. ¿Entonces por qué yo no puedo hacerlo? ¿Soy tan débil como me haces creer todas las noches?

Por hoy la pesadilla ha terminado. Agotado de satisfacer tus deseos y tu rabia, por fín has caído dormido a mi lado. Ahora pareces un ángel con la respiración profunda, el pecho palpitando rítmicamente y el pelo alborotado. Pero sé que al despertarte la bestia volverá de nuevo a rugir con ansias de más y más, y eso es algo que yo ya no puedo darte.

¿Recuerdas cuando me querías? Pásabamos la noche viendo películas que me aterrorizaban sólo para que tú me abrazaras y susurraras en mi oido palabras dulces que me reconfortaran, y que ahora anhelo escuchar de tus labios. Nos tumbábamos durante horas y horas, besándonos con dulzura, acariciando el cuerpo desnudo de nuestro amado, y susurrando sin pretender el nombre del otro con ligereza.
Con esos pensamientos recorriendo mi cabeza, junto fuerzas para vestir mi cuerpo con los primeros ropajes que encuentro.
Salgo corriendo con el viento huracanado removiendo mis cabellos en una danza liberadora. No me atrevo a chillar por miedo a que el júbilo sea tan grande que me escuches desde el otro lado de la puerta, pero en cambio, una radiante sonrisa surge en mis labios.

Recuerda cuando encuentres esta carta, que eres el hombre al que más amé, pero también al que más odié, que te amo por tus caricias, pero te odio por tus palizas. E intenta recordar lo que es la libertad, porque espero que algún día se haga justicia y se te prive de ella como tú hiciste conmigo.
Pero sobretodo, recuerda que te amé y que ahora soy una mujer dolida pero libre, que pronto volará cual pájaro sin barras que se lo impidan.

2 comentarios:

  1. Me encanta el último párrafo. Consigue paliar y templar mi cuerpo tras el escalofrío que me produce el resto del escrito que,aunque me gusta,es un tema escabroso.
    Cómo estás,cosa bonita?!
    un besoteee!

    ResponderEliminar
  2. Anii! Soy Tamy :D
    mplmente me encanta. Aparte de que es escribes super bien, lo he leído como si fuera yo la chica y me han dado hasta escalofríos >.<

    ¡Me voy a leer tu blog entero para que veas! xD

    Te quieroo

    ResponderEliminar